Hacer café en cafetera tradicional vs café de superautomática

Muchas de las personas que no contemplan pasar el día sin tomar ni un solo café lo tendrán clarísimo: tomar una buena taza no es algo que se pueda dejar al azar. Tradicionalmente se ha recurrido, entre otras muchas, a las italianas como herramienta para conseguir un infusionado perfecto, pero el tiempo y la tecnología nos brinda la posibilidad de utilizar cafeteras superautomáticas que consiguen bebidas realmente increíbles. ¿Con cuál de las dos alternativas te quedarías tú?

¿Se puede preparar un buen café en una cafetera de toda la vida? Por supuesto que sí. Es más, los expertos cafeteros te dirán que la calidad de este café -aunque sea un poco más laborioso- está muy por encima del resultado que se obtiene con las cápsulas. Con el paso del tiempo, el renovado amor por el café de especialidad y la multiplicación de los amantes de esta bebida bien hecha, por fin se ha conseguido llegar a un consenso más o menos unánime de cómo hacer café en una cafetera que muchos tildarían de “tradicional” y conseguir el sobresaliente.

Sigue estos pasos y nos cuentas el resultado:

• La primera elección, indistintamente del tipo de cafetera que uses, es la elección del propio café. Lo ideal es comprarlo en grano y molerlo en casa justo antes de la preparación. El café comienza un rápido proceso de oxidación desde el momento de la molienda, así que el consumo debería ser lo más rápido posible.

• La molienda tiene que ser siempre adaptada al tipo de cafetera. Por ejemplo, una cafetera de goteo requiere un grado medio.
• Para hacer un buen café hay que usar agua mineral y caliente, en el caso de una italiana. Utilizaremos mineral porque no queremos que la cal del agua del grifo estropee el sabor.
• Cada cafetera tiene su técnica. En una prensa francesa utilizarás unos 240 ml por cucharada de café, si empleas la italiana hay que prepararlo con la tapa abierta y, como última alternativa, con una cafetera de goteo ten en cuenta que la proporción es 2 cucharadas de café por cada taza que vayas a preparar.

Básicamente el tiempo que necesitas invertir para tener lista una taza de café perfecto y la técnica para lograrlo. Las principales diferencias suelen saltar a la vista:

• La molienda del café no corre de tu cuenta, se encarga la propia cafetera. Y no nos podemos engañar: a no ser que seas un verdadero romántico de este proceso, es mucho más cómodo.
• Para las cafeteras superautomáticas el grano hay que molerlo más fino que el de italiana o las de goteo.
• La elección de la temperatura y la cantidad de agua utilizada es automática. Tú no tienes ni que pensar.
• Sin olvidar, que también es un punto importante, que las cafeteras superautomáticas se limpian solas al finalizar el proceso, incluidos los depósitos de leche si los tiene.

Antes de desvelar nuestra inclinación, diremos que no hay problema en tener dos cafeteras en casa. Una no tiene que quitar protagonismo a la otra. No obstante, no es menos cierto que una cafetera superautomática te permite disponer en cuestión de segundos de un café a la altura del mejor barista. Además, son los modelos que mejor conservan la frescura del café en grano (así que te olvidas de todo el tema del almacenamiento), y las que cuentan con la tecnología apropiada para que puedas disfrutar de varios tipos de café: espresso, cappuccino o latte machiato… siempre tendrás la mejor taza a tu alcance.

En el caso concreto de las cafeteras espresso Siemens, están equipadas con la tecnología iAroma para controlar todos los mecanismos de elaboración que exige un café perfecto y que, en cierta manera, imita al proceso manual de las italianas: en sus depósitos puedes almacenar café en grano o ya molido, el calentador inteligente sensoFlow selecciona la temperatura adecuada (90-95º) y la bomba de agua genera la presión perfecta que requiere cada variedad.