En las cocinas en L, los muebles y electrodomésticos se disponen en dos paredes formando un ángulo recto. Esta distribución es especialmente popular ya que, gracias a su diseño, se puede adaptar a diferentes circunstancias, como una cocina pequeña o la existencia de un ventanal que limite el uso de una pared, y ayuda a rentabilizar el espacio al máximo. A continuación, te contamos cómo sacarle todo el partido a una cocina en forma de L.
El único requisito para instalar una cocina en L es que la estancia tenga una anchura mínima de 150 cm. Así se garantiza que el mobiliario y los electrodomésticos puedan instalarse de forma holgada en dos frentes contiguos.
Es habitual que en el frente más largo de una cocina en L se instalen la zona de almacenaje y la zona de cocción. El otro frente suele reservarse a la llamada zona de aguas, que es donde se suele instalar el fregadero, el lavavajillas y la lavadora. De esta manera, estas zonas quedan conectadas a través de tres líneas rectas, dando lugar a un triángulo de trabajo, funcional y cómodo, que minimiza los desplazamientos al cocinar.
Tradicionalmente, la distribución en forma de L se ha utilizado en cocinas de pequeño tamaño porque concede una mayor sensación de amplitud y deja espacio libre para la instalación de una mesa de cocina.
Sin embargo, hoy en día la distribución en L es cada vez más frecuente en cocinas amplias y abiertas al salón pues, en muchos casos, se utiliza una península para independizar los ambientes.
Para que una cocina en forma de L transmita la holgura y el confort deseados, es importante no saturar el conjunto con demasiados armarios. Para ello puedes alternar un frente de armarios altos con otro visualmente más sutil, con vitrinas o estantes abiertos. También resulta estéticamente muy atractivo dejar uno de los frentes tan solo con una campana extractora decorativa y ocupar el segundo con armarios superiores o vitrinas.
Otro truco para hacer más agradable una estancia con dos frentes de cocina contiguos consiste en elegir muebles en dos colores diferentes. Si quieres ponerlo en práctica, prueba a utilizar un tono oscuro para los armarios inferiores y uno más claro para los superiores. Conseguirás darle a tu cocina un aspecto ligero y moderno que no pasará desapercibido. Y, si lo que buscas es añadir luminosidad, prueba a combinar madera y blanco para conseguir que tu estancia sea liviana, luminosa y, al mismo tiempo, esté cargada de carácter.
Como ves, la distribución en L es visualmente muy atractiva y se adapta a diferentes tipos de cocina. En el caso de que tu cocina sea demasiado estrecha para optar por esta opción, puedes apostar por una distribución lineal o cuadrada. En nuestro blog encontrarás consejos de decoración y multitud de ideas que te inspirarán a la hora de planificar y distribuir tu cocina ideal.
Acertar con la distribución es básico para sacarle el máximo provecho a tu cocina. ¿Te animas con algunas de estas propuestas?
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