El café no es malo para la salud. De hecho, cade vez existen mayores evidencias científicas que demuestran los beneficios de la cafeína y el resto de los compuestos que componen esta bebida. Dentro de un número razonable de tazas, que te desvelamos en este artículo, puedes tomarlo con total tranquilidad. Eso sí, ya que te gusta disfrutar cada día de un momento de tranquilidad para saborearlo, ¿no es mejor que sea siempre un café de calidad y hecho con maestría? En Siemens no tenemos ninguna duda. Y por eso hemos recopilado los mejores consejos con los que nunca estropearás tu buen café.
El café de buena calidad hay que comprarlo en el lugar adecuado
Lo más sencillo para no arruinar un café de calidad es no comprarlo. Aunque en los supermercados la variedad disponible ha crecido mucho, el café hay que adquirirlo en tiendas especializadas. Es vital por muchos motivos, pero sobre todo porque te hacen huir del torrefacto, cuyo consumo es un auténtico sacrilegio. El torrefacto son granos de café recubiertos por azúcar quemado. Literalmente. Incluso en algunos países está prohibido.
Afortunadamente, conseguir café de buena calidad es hoy más fácil que nunca porque los tostaderos se han vuelto a poner de moda. Al apreciar mucho más una taza perfecta, cada vez hay mayor preferencia por comprar el café en grano recién tostado y molerlo justo antes de la preparación
Pero ten en cuenta un dato muy importante: aunque técnicamente el café no se pone malo, el paso del tiempo sí que juega en su contra. Cuando lo compres en un tostadero o tienda especializada verás que en el envase se plasma la fecha de tueste. Tiene una razón de ser: no es recomendable consumirlo más allá de un mes tras el proceso. No por una cuestión de caducidad, sino porque va perdiendo sus propiedades organolépticas.
¿Conclusión? El café tiene que ser como el perfume: compra en las cantidades justas. No acumules paquetes en los armarios ni hagas acopio si es posible. Memoriza muy bien este dato: comprar como mucho para un mes.
Tomar el café recien hecho
La calidad del café es algo muy volátil. Recién tostado dura más o menos 30 días en plenitud, pero una vez que lo has molido la cuenta atrás es mucho más corta. El propio grano es algo así como un escudo protector de su aroma y su sabor. Por lo tanto, en el momento que se rompe esta coraza se pone en marcha un contador que te presiona para beberlo cuanto antes.
Si has seguido el consejo del punto anterior y te has preocupado de comprar un buen café de especialidad, estropearlo es tan fácil como no consumirlo al instante. Los grandes baristas y especialistas tienen claro que es un pecado dejar enfriar el café, hacer más cantidad para luego o dejarlo hecho para alguien que se levanta más tarde. Es casi imperdonable.
¿Esto quiere decir que el café no se puede recalentar? Pues sí, exactamente eso. La única vía de escape aceptada para aprovechar el café sobrante es utilizarlo como bebida fría, o incluso para alguna receta. Nunca verás a un purista meterlo al microondas o, al menos, jamás verás llevarlo de nuevo a ebullición.
La conservación es crucial
A un café de primera calidad le afecta casi todo: la luz, la humedad, las temperaturas inadecuadas, los olores, etc. Y a esta lista todavía hay que añadir un enemigo principal: el oxígeno. Ya te puedes imaginar que la conservación es un punto crucial para no estropear un gran café, aunque no es difícil mantenerlo bien guardado.
Lo más recomendable es sacarlo de paquete en el que viene y conservarlo en un recipiente que haga vacío y evite el contacto del café con el oxígeno. Así lo estarás protegiendo de la oxidación y la humedad. Lo ideal, por lo tanto, es optar por frascos específicos para café. El vidrio puede ser válido, pero en este caso mejor guardarlo en un armario para evitar la luz del sol. Un detalle: generalmente las bolsas de café de especialidad vienen con válvulas para eliminar el aire. Son muy prácticas para conservarlo directamente en ellas si no cuentas con tarros específicos.
¿Y se puede guardar en el frigorífico? Respecto a este tema hay mucha confusión. El café no se puede guardar en un espacio donde se superen los 20ºC así que meterlo en el frigorífico, por pura asociación, parece buena idea. Si lo haces, asegúrate de que el frasco está 100% cerrado herméticamente y que tienes, al menos, un modelo NoFrost en el que las temperaturas están mucho más controladas y no al azar de las capas de escarcha.
Mantener la cafetera en perfecto estado
Palabra de expertos cafeteros: no hay mejor café que el que sale de una cafetera limpia. Mantenerla impecable es, sencillamente, imprescindible. Y esto aplica a cualquier tipo de cafetera: los fabricantes de las italianas siempre recomiendan no utilizar detergente para limpiarlas, y hacerlo únicamente con agua caliente y algún producto casero como vinagre. No obstante, unas gotas de detergente nunca harán daño si hay suciedad rebelde.
En el caso de las cafeteras automáticas y superautomáticas, cuentan con programas específicos de limpieza y descalcificación precisamente por lo importante que es mantener alejada la cal y los restos de otros cafés de los circuitos internos (el de la leche incluido, por supuesto).
Además, una buena limpieza de la cafetera también ayuda a alargar su vida útil.
Por eso en Siemens llevamos este aspecto a otro nivel en nuestras cafeteras superautomáticas:
- El programa de descalcificación elimina automáticamente los posibles restos de cal que se puedan generar en el sistema. Otro gran apunte es utilizar agua mineral siempre que sea posible.
- Programa calc´nClean: dura 25 minutos y combina todo el poder de la limpieza con la descalcificación.
- Programa de limpieza para eliminar los aceites que se generan con el uso del café.
- Por último, los programas para el sistema de leche (autoMilk y milkClean) los dejan impecables (con agua o vapor) tras cada uso.
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